Redes sociales y cocineros contemporáneos

Las redes sociales afectan la manera de comportarse a los cocineros contemporáneos. Ahora se debe exiger una técnica perfecta para cocinar y tuitear.

En las redes sociales ¿todo lo que brilla es oro? Los cocineros contemporáneos no son la excepción al mundo influencer.

Me niego a pensar que un plato bello se convierta en concepto culinario sostenible, pero me niego más a creer que un una mentira retuiteada 10 veces se convierta en #hashtag

Las redes sociales afectan la manera de comportarse a los cocineros contemporáneos. Ahora se debe exiger una técnica perfecta para cocinar y tuitear.

En la gastronomía contemporánea, las redes sociales son igual de importantes que el adecuado conocimiento de la técnica culinaria. Son una herramienta de difusión o auto promoción, una forma aparentemente ilimitada de comunicación global. Sin dudas son la mejor manera de mantenerse informado de la realidad culinaria universal sin que esto signifique conocimiento académicamente sostenible.

El efecto de comunicación masiva antes producido por la televisión es hoy potenciado y casi siempre superado por la inmediatez de las redes sociales: es más fácil que un cocinero mexicano en Berlín conozca los tacos servidos en un festival en San Diego, California, por cocineros americanos propietarios de food trucks.

Lo anterior no significa que sea relevante para las vidas de ambas ciudades o cocineros, ni que los tacos sean buenos o que el de Berlín se inspire en ellos, pero parece que la virtualidad del “tiempo real” podría contrastar lo tangible de una cocina bien ejecutada: por un lado se exige paciencia para cocinar bien y por otro inmediatez para comunicar bien lo cocinado. Una dicotomía que parece solo la generación millenial es capaz de resolver.

Las redes sociales son una plataforma indispensable para convivir en la “aldea global”: mientras que Instagram rompe récords en México por la mayor cantidad de fotos de comida, el Twitter en España marca tendencias casi impulsivas, y los #hashtags creados alcanzan niveles de interacción dignos de análisis del comportamiento en masa del humano.

Así, las infinitas combinaciones de información y su inmediato acceso hacen que la gastronomía se mueva a ritmos vertiginosos que provocan incontrolables convulsiones sobre la psique del cocinero mediatizado cuyo ego formado -o en formación- puede ser tocado irreversiblemente por los efectos de la masificación digital.

Porque ahora debe pensar primero en la vista de un plato y la descripción de sus ingredientes o técnicas, que en la verdadera propuesta filosófica detrás de su cocina. Aparecer primero y luego ser.

Todo esto parece una trampa que puede hacer caer al más fuerte: mientras que las redes ofrecen satisfacciones inmediatas y efímeras pero constantes y proporcionales al nivel de interacción, por otro lado la construcción de conceptos sólidos, académicos, y transgresores trae consigo una espera que desespera a las generaciones líquidas.

Una cosa no es mejor que la otra, ni hay caminos correctos o incorrectos, sencillamente estamos en el siglo 21: un mundo en el que los mensajes globales se van con la misma velocidad con la que llegaron, y vuelven a empezar.

Me niego a pensar que un plato bello se convierta en concepto culinario sostenible, pero me niego más a creer que un una mentira retuiteada 10 veces se convierta en #hashtag.

Porque la vida trascendente sea igual en lo real que en lo virtual; cocina real, sólida y potente.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Crea un sitio web o blog en WordPress.com

A %d blogueros les gusta esto: